Me ha costado sentarme a escribir, por no saber qué historia
contar. Es fácil escribir para no decir nada. Gran parte de los escritos que
veo en mis redes sociales son parte de eso. Miles de frases contrahechas y
libres de sentimiento. Posts planos donde una sobrevalorada felicidad se
acompaña de fotos bobas y carentes de naturalidad. Esto no lo quiero para el
Blog, que aunque tarde en actualizarlo, me gusta mimarlo.
Dicha profundidad me ha venido después de ver una película
que, con maestría, te hacía pensar sobre lo maravilloso y absurdo de nuestra
existencia. La película es “A Ghost Story”, de la que no pienso comentar nada,
me gustaría que cada uno sacase su conclusión.
Es una película de momentos.
Nuestra vida debería ser una secuencia de momentos agrupados
junto a otros momentos de personas que nos importan. Aunque por desgracia a
veces se mezclan con otros momentos más
desagradables, pero que se le va a hacer.
Aunque mi carácter se incline a la melancolía - esa de Banda
sonora de Daniel Hart o Olafur Arnald- voy a recordar una secuencia de momentos
preciosos, divertidos y mágicos que viví el año pasado en mi camino de Santiago
junto con un amigo precioso
.
Durante cinco días ocurrió un milagro dentro de mí. Pude ser
consciente de ver más allá de las nubes
negras que te impiden ver la luz y todo de una forma sencilla y especial.
Levantarme a las seis de la mañana con el primer rayo de luz,
ese que es como una guirnalda de octaedros, fue un momento único e irrepetible.
Y es que madrugar mucho en mí tiene un olor especial.
Hacer el camino supuso dejar de ser espectador de lo que me
ocurre a ser protagonista en todo. Pero sin egos ni pretensiones. Hay que
caminar para llegar. Debes llevar tu equipaje si quieres estar decente y
aseado. Aunque te acompañes de gente maravillosa, que era mi caso, y de peregrinos,
el camino es un camino de soledad. Una soledad que se nutre de bosques verdes,
laderas verdes y todo verde, que casualidad que el verde sea color de la esperanza.
Caminar con música fue una gran elección. Con mi particular
Soundtrack, los días los viví de forma intensa y sentida. Me asaltaban
sensaciones y recuerdos vestidos de miedos, complejos y tristezas. En vez de
apartarlas, que es lo que suelo hacer de forma automática, decidí mirarles a la
cara, para que se me comunicaran conmigo. No había mejor momento que aquel, y
los túneles de castaños centenarios invitaban al recogimiento. Todo esto
siempre aderezado con un abrazo de mi amigo, también un algún palmetazo en la
espalda, que nuestra amistad es eso.
Hubo en aquel viaje
un momento muy especial que voy a relatar…
Una pequeña ermita en un pueblo que tampoco puedo poner
nombre fue donde ocurrió el instante más mágico que recuerdo. Llegué cansado y
eso que hacia media hora que me había tomado una cerveza junto con una barra de
cuarto con queso, tomate y atún. Os digo este dato por que los almuerzos a las
10:30 eran fantásticos y me sabían a gloria. Vamos que llegué a la ermita. Y al entran la
ausencia de luz y mis gafas foto cromáticas hicieron que no viera nada. Esa
oscuridad me agobió de especial forma.
Como pude me coloqué en el segundo banco de la derecha. Viendo
que los cristales de mis gafas tardaban en aclararse, opté por quitarlas. No es
que sea rompetechos, pero nítido del todo, no veo.
Creo que fue un acierto desprenderme de mis gafas en la
Ermita: todo cobraba un especial misterio, desenfocado, como un filtro de
Instagram.
Me percaté de la ventana que había en el altar, estrecha y alta. No sé
si fue mi vista astigmática o que la luz empezaba a inundar la nave, pero
empezaron a vislumbrar todos los frescos que había pintados, ni me había
percatado que estaban pintadas las paredes. Me fijé en todos los rostros
hieráticos de los murales. Me venían a la cabeza los libros de arte que me
había leído. Una particularidad del arte románico era la de enseñar e infundir
respeto. Cada gesto y posición de las manos mostraba un fin.
O las dos cervezas o que estaba cansado, pero estar allí me
hizo que el espacio y el tiempo se evaporaran . De repente todo el mundo desapareció
, hasta Q.A. Me quedé solo, sentado con las manos metidas debajo de mis muslos
y con todos mis sentidos alerta ya que la situación que estaba viviendo era extraña.
Un especial escalofrío me recorrió de nuca a tobillos
Allí sentí toda la esencia del viaje que estaba haciendo. El
porqué de cada paso, la respuesta a cada pregunta hecha esa semana, mis ganas
de llorar cada día. El no tener ampollas, que es muy sorprendente.
Necesitaba ese viaje y el más allá me lo puso en mi
“camino”.
Descubrí que tenía valor a enfrentarme al todopoderoso miedo
a estar solo, fuera de tu círculo de familia y amigos, casi sin dinero y ese
ancestral miedo se transformó en un ridículo. Reconocí que saber perdonar
también es tan necesario como beber agua. Llevar esa carga de tristeza y angustia
por orgullo pesa más que dos mochilas llenas.
Y lo más importante,
siempre he estado esperando que alguien me mire a los ojos y me diga: “Te
quiero”. Dos palabras sencillas pero con
una carga de magia tremenda. Allí, sentado en un banco con carcoma, descubrí que había alguien esperando a que yo
le dijera dichas palabras, que le diera, también, un poco de importancia en mi
vida, también estaba cansado de que lo
machacara con melancolía pesada. Pero lo más necesario, merecía un perdón.
Ese alguien era yo.
“Seguimos Antonio” estas palabras me hicieron volver al
mundo real, cuando vi que tenía a mi amigo cerca casi susurrándomelas, y me contó que ya había
sellado nuestras credenciales y que debíamos seguir. Tuve las necesidad de
abrazarlo para acto seguido darle las gracias.
Claro que debíamos seguir, pero
seguir siempre. El camino no ha hecho más que comenzar y es tan bonito que
emociona.
Colosal ���� Precioso y muy en tu línea. Me he trasladado contigo a la ermita y me ha embargado el ansia por hacer el camino en breve.
ResponderEliminarEspero que la inspiración te coja pronto y tengamos el próximo post antes.
Besicos. Ana PasSa.
Mil gracias Ana PasSa!!! creo que deberías planteártelo ya!!!!!
EliminarMe encanta!! Sigamos siempre!!
ResponderEliminarTu siempre vas de mi mano.
EliminarMe gusta mucho. Quiero un Camino de Santiago contigo.
ResponderEliminarLa señora debe saber que el proximo Way es con Marin's sisters
EliminarPrecioso. Pura esencia del camino que es la vida misma
ResponderEliminarFantástico post.
ResponderEliminarSeguid. Sigamos todos.
Con o sin palmetaso 😘
Para cuando el siguiente ? Yo
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