martes, 16 de mayo de 2017

ON THE CAMINO. FIRST.

El 2017 empezó hace un tiempo, durante ese tiempo han ocurrido una serie de maravillas que ni en mis sueños podía imaginar.

Dan para varias entradas, pero no me gusta cansar y mis musas me tiene distraído jugando al Animal crossing (cruising no, Crossing). El tardar es por pura pereza, no lo puedo negar, así que olvidad lo de las musas.

 Una de las maravillas es que haré el camino de Santiago. Puede ser que cuando publique la entrada esté de vuelta ¿Quién sabe? pero hacerlo, lo haré.

 Os voy a contar el porqué de este camino iniciático. He de decir que hacerlo me interesaba lo justo, por no decir nada. Hay una forma de decirlo, bastante ordinaria, pero no voy a reflejarla por escrito, mi decoro y mi saber estar me lo impide, menos aun después de ser el presentador de un evento maravilloso que se hizo hace unas semanas.

Estar caminando con zapatillas trekking, que aunque me gustan, que no pegan con nada, ampollas en los pies, durmiendo en literas con 80 personas que roncan y se tiran pedos tampoco es mi ideal de viaje perfecto. Tengo que decir que yo soy un tractor John Deere cuando duermo, pero como no me oigo, pues no me preocupa lo más mínimo. Pero oír roncar me desestabiliza mogollón.

Os relataré mi primera experiencia en dormir en habitación compartida. De esas que hay muchas personas y que aparecen en mitad de la fría y oscura noche.

Últimamente cada que vez que salgo lo hago con él, mi Querido Amigo es alto como una pica y gracioso como el solo. Nuestro destino fue Valencia, maravillosa ciudad, algo exagerada, pero fantástica. Decidimos hacer un fin de semana estilo universitario, os tengo que decir que tenemos una cintura muy teenager. 

Pues eso, que nos fuimos a un hostal en una habitación compartida, con 12 creo. No soy de los que se deja llevar, pero en nada. Pero aquí intente no ser Virgo y dejarme llevar por mi Ascendente, Capricornio.

El día paso de la forma más genial posible, recorrimos lugares, tiendas, hasta la Albufera fuimos. No nos quedó nada, bueno alguna visita nos dejamos por hacer, tengo que tener excusas para volver.

Llegamos al Hostal así como a las 01:30. Al abrir la habitación hizo regresar a mi signo zodiacal. 6 literas, amontonadas, una ventana abierta de par en par. Lo que no sudé en todo el día, lo hice en segundos. Fui veloz a cogerme la cama de arriba de la litera, tengo la manía que el que se acuesta abajo queda aplastado si ocurre un terremoto grado 5.6 escala Richter. Q.A. te quiero mucho pero aún me quedan sueños que realizar.

Estaba tumbado y no veía la hora de coger el sueño. Me había tomado un comprimido pequeñito, pero matón, y no hacía ni el más mínimo efecto. Miraba a mi Q.A dormir a pierna suelta y me entraban ganas de aplastarle, porque me costaba a mi dormir y a él nada. ¿Me los sabrás perdonar?


03:00 entra en la habitación una sombra. Es menuda, en principio un hombre. Viene derecho a mi litera y empieza a tocar las mantas. Me incorporo de forma inmediata estilo Vampiro, le digo en tono elegante y directo: ¿Quiere algo Usted?  Él me contesta con acento árabe: ¿esta es mi cama?... me emerge el sudor de ipsofacto, le digo que, como bien ve, NO. Se aleja con un perdón y mascullando unas palabras que no pude entender, no se árabe, qué se le va a hacer.

Me tapé hasta la nariz. Y como tenía visión nocturna, como un X-men, me quede embobado mirando a mi nuevo compañero de habitación. El clima de tensión que vivimos con nuestros vecinos de abajo del Mediterráneo no es muy bueno. Los que somos creativos y miedosos no nos viene muy bien ese ambiente hostil.

Pues eso, que me quedo mirando a ver lo que hacía. De repente sube a la litera y lleva una mochila. ¡¡¡UNA MOCHILA!!!. Mis terrores materializados como por arte de magia. 

De repente empieza a hacer genuflexiones. No estoy nada puesto en el Islam, pero ni era la dirección de la Meca ni era las horas para hacer rezos.Me asaltan unas visiones: abriendo el noticiero de A3, T5, 6 y demas cadenas de TV. 

Con el brazo intento alertar a Q.A. Le relato en voz baja y temblorosa lo que había ocurrido y me hace aspavientos. Dudo quién se tomó al final el comprimido si Q.A. o yo. 

Sigo en mi intento de querer despertarlo para que hagamos de héroes. Bueno el de Héroe, yo salir cortando. Pero mi gozo en un pozo, Q.A. me dice que como siga con mis delirios me degüella Él.

No me quedo muy tranquilo. Pero no quiero cabrear a Q.A... Al final vuelvo a despertarlo, no puede ser mi final así, con un: Ala es grande, que estoy seguro que lo es. No puede ser así el final de un chico que ha perdido 20 kilos en 4 meses.

Q.A abre los ojos, me mira, con una intensidad tan grande que no hizo falta más que decir. Me dio más miedo sus pupilas encendidas que un machete. Meto el brazo bajo las mantas baratas con olor a alcanfor e intento relajarme. De repente empieza a roncar mi compañero de habitación, inexplicablemente me relajo y me asaltan los remordimientos.

Mirando al nuevo roncador pienso que el miedo se ha instaurado en nuestra sociedad, parte de ese miedo lo tienen las altas esferas. Miedo a casi todo, pero sobre todo miedo a nuestros semejantes. Es muy triste prejuzgar, como lo he hecho, a un chico que venía de…de donde fuera. Venía a descansar y tenía la necesidad de rezar a su Dios. 

El temor adquirido de forma gratuita, me hizo ver un terrorista en potencia. Una mala persona en un inocente. Me enfado conmigo mismo por tener esa actitud. 

Al día siguiente le deseé unos buenos días a mi compañero, mirándole a los ojos. Creo que me entendió, ya que me sonrió, pero de una forma especial. Salí de la habitación emocionado y avergonzado.

Desayunando con Q.A. me dijo que o acabo con mis prejuicios y pavores o me los quita a base de Ostias. Otra noche así y no te hablo en el resto de mi vida, me dijo. Acto seguido me da un abrazo y me dice que no lo haría nunca, dejarme de hablar, claro por que Ostias nos damos cada vez que nos vemos.

 Me propone que hagamos el camino de Santiago, eso sí 5 días. Que con esos 5 días parte de mis miedos infundados se irán. De forma inmediata accedo, sin pensar. Hacer el camino se hizo atractivo en un pluff.

No se cómo me ira, mi actitud es positiva y los calcetines son anti rozaduras. Voy con la mente abierta y unos bastones que me deja Lou. Intentaré no matar a nadie que me diga Buen Camino. Llevaré un tableta de comprimidos pequeños y los prejuicios se irán a tomar viento.

Esta es la primera parte de la entrada "On the Camino" , primera de algunas más. Q.A. dice que debo escribir más. "Escribir espanta tus fantasmas, Antoñico" me dice. 

He  visto por Google maps que en mi primer trozo de camino hay un mega puente larguísimo con un río enorme… voy a empezar a escribir sobre ese puente ya.