Esta semana me ha hecho ver que
dedicamos demasiado tiempo en preparar cenas, citas, encuentros y demás
acontecimientos.
Intentamos servir un filete de
panga en una vajilla de Limoges, este hecho no está bien ya que desvirtúa e,
por que al ver el plato te crees que vas a comer rape y lo que encuentras es el
pescado más contaminado del planeta. Este tipo de actos también se extrapolan a
la vida sentimental. Se estila mucho adornar nuestras virtudes con exceso y barroquismo, tanto que cuando vas a mostrar tu realidad a tu quedada
ocasional, el contrario se queda con la boca abierta y muy sorprendido.
He de confesar que yo soy el
maestro del adorno, pero no de mi personalidad que quede claro. Cuando tengo
alguna cita (últimamente pocas), de la nada aparece en mi mente la música que
la envolvería. Seguido viene los colores, que imagino, que tendrían. Tanto
adorno el acontecimiento que al llegar el momento mis chascos son a veces tan
grandes que me da por llorar. Una de mis citas más bonitas que recuerdo la
amenizo una cantante de Jazz, el marco fue un cielo azul precioso y, tengo que
decir, todo salió como quería. Esa fue como un final feliz de una película de Isabel
Coixet. Que dramático puedo llegar a ser.
Pero la cita “final feliz” tuvo su final 1 año después pero no feliz, fue
parecido a una película Afgana, subtitulada
en polaco. Contaré el principio que es muy bonito, También he de ser sincero al
afirmar que no dejé nada al azar para
que fuese perfecta.
Fue un flechazo el encuentro de
los 2 en un local alicantino y decidimos quedar a la semana siguiente para hacer senderismo,
cosa que no hago nunca. Tengo una facilidad para decir “si me gusta”, si me lo
preguntan chicos que me hacen temblar. Esa facilidad me ha hecho verme en una
reunión del opus dei, un concierto de Heavy metal y subir montañas a paso
ligero.
3 días antes de la cita recorría el Decathlon
a contrarreloj para conseguir ropa ”ponible”, montañera y que me haga delgado.
Todo lo que conseguí fue un micro Short y una felpa negra de manga larga. Al
vernos saltaron chispas y justo antes de empezar la ruta me dijo que iba muy
corto, pero que le parecían espectaculares mis piernas.¡¡¡ Lo tenía en el bote!!!
Conforme iba subiendo las espigas y los cardos iban creciendo en espesura y
altura. Tenía mis espectaculares piernas parecidas al Ecce Homo. No me quejé,
pero por orgullo ya que me dolían las brechas que el cardo de la segunda cuesta
hizo en mi gemelo espectacular. Iba extremadamente corto.
Al llegar a la cima (pensaba que
no llegaba nunca) decidí acabar con “ si, me gusta” a todo lo que me digan los
chicos guapos que me hacen temblar y empecé a preparar el momento íntimo y
personal para favorecer el contacto físico.
Nada más sentarnos saque una botella de vino espumoso(es el que te
emborracha antes) y al abrirlo el tapon
se estrello en un panal de avispas y el vino se derramó en mi micro short. Todo
empezaba a torcerse y tuvimos que correr como Usain Bolt. Cuando perdimos de
vista a las avispas, nos sentamos y saqué
mi iPhone para poner a Lisa Ekdalh, entonces todo se arregló, el cielo era de
un azul intenso y precioso, el vino y los brindis, en copas de plástico de los
chinos, nos hacían ser protagonistas de una película fabulosa. Todo lo que sigue es
una intimidad que se queda para mí. Fue un principio de una relación tipo “final
feliz” perfecto.
LA lección que aprendí de esta
historia es que no debo de sobrecargar ni fantasear con nada ni nadie, la naturalidad y la espontaneidad son un valor
en alza en las citas, haya besos o no. Todos los principios en las relaciones
son tan diferentes como los finales. Los adornos para mis amigos Salvador
(Florista) y Victoria (diseñadora) porque son unos tremendos maestros.
Que bonito jaja que envidia hermanito no sabia que fueras tan romantico
ResponderEliminarmuy bueno, con este blog te has superado, ya que te has retratado perfectamente, se nota que vas madurando (haciendote mayor).
ResponderEliminarUna de las cualidades que más me gustan de ti es tu naturalidad,¡¡¡nuca la pierdas¡¡¡¡¡
ResponderEliminarLa música genial, me ha encantado...es que como soy prin desde el iphone no podía escucharla.......
ResponderEliminarVamos a ver, lo de llevar una botella de espumoso a una ruta senderista me parece de lo más surrealista ¿Qué hay del isostar y la bebida azucarada Hacendado? Claro que puede que no llegue el final feliz. Pero si llego a ser yo tu compañero de ruta, te meto la cabeza en el panal de avispas. Por cierto, lo del concierto heavy y lo del Opus Dei debe ser objeto de sendos posts.
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